RIESGOS DEL DES-INVOLUCRAMIENTO DEL MUNICIPIO COMO ORIENTADOR DEL DESARROLLO LOCAL: UNA EXPLORACIÓN DE CASO

Ponencia

Ponencia presentada en la II Jornada de Ciencia Política de la UNVM: Los nuevos procesos de democratización en la Argentina y América Latina. Abril del 2009.

I. Introducción


En la presente ponencia se esboza un análisis de dichos riesgos para la localidad de Cinco Saltos, en la Provincia de Río Negro (Argentina), la cual ha asimilado a através de los años múltiples cambios en las diferentes dimensiones que componen la realidad local: político-institucionales, económico-productivos, urbano-ambientales y socio-culturales; lo que se condice con las transformaciones ocurridas en el mundo occidental en general durante las últimas décadas (la preeminencia del mercado, la globalización creciente, la minimización del Estado de Bienestar, las privatizaciones, la reestructuración económica-productiva impulsada por el salto tecnológico, etc.) y naturalmente con lo acontecido a nivel Nacional y Regional.
Su antiguo perfil productivo viene sufriendo desde hace tres décadas impactos determinantes, a la vez que en la dimensión político-institucional tanto local como supra-local se fueron produciendo también cambios sustanciales como ser: la descentralización, la adquisición de autonomía por parte de los municipios y de nuevos roles y funciones. Todo ello fue transformando a la localidad, poniendo en jaque su perfil y sumiendo a sus dirigentes cada vez más en situaciones de mayor nivel de complejidad para resolver, ya no solo ligadas a las que se desprenden de la prestación de los servicios públicos urbanos si no relacionadas a aspectos de las nuevas competencias de este nivel de gobierno; situaciones insufladas a la vez por las transformaciones que se sucedían en las condiciones de bienestar y calidad de vida de la sociedad Argentina y obviamente de la sociedad local.
Prueba de estos complejos contextos a enfrentar se visualizaron en las secuelas de la venta y posterior cierre de la mayor industria local: Industria Petroquímica Argentina (INDUPA), fábrica del Estado Nacional que empleaba un gran porcentaje de la Población Económicamente Activa de la localidad; asimismo, en la crisis agro-industrial, que repercutía de lleno en el circuito agro-productivo local y regional, expulsando progresivamente a pequeños y medianos productores del sector, e induciendo al cierre de múltiples industrias vinculadas (galpones de empaque, frigoríficos, aserraderos, jugueras, etc.).
Es en estas circunstancias que el municipio debió asumir las nuevas competencias y funciones que fueron delegadas desde niveles de gobierno superiores, muchas veces sin los recursos necesarios, ni las capacidades técnicas para materializarlas.
Entre estos nuevos roles de los municipios se destacan el ser promotor de su propio desarrollo y el ser articulador de las acciones e intereses de los diferentes actores en el territorio local. Por ello, se tratará de analizar aquí los posibles riesgos a futuro para el municipio saltense de no asumir el nuevo rol de promotor de su desarrollo, sobre todo los que podrían presentarse en la dimensión económica local.

II. Desarrollo


Cinco Saltos se encuentra en el norte de la Patagonia Argentina formando parte del Área Metropolitana del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, en la porción rionegrina de este oasis de riego. La misma se emplaza dentro de un estrecho valle fluvial que corre entallado en las áridas mesetas patagónicas. El Alto Valle es un área metropolitana que traspone los límites políticos entre Río Negro y Neuquén, provincia respecto a la cual la localidad mantiene una elevada interacción, sobre todo con Neuquén Capital (203.000 habitantes), Centenario (31.900 habitantes) y la Ciudad de Cipolletti, ya en Río Negro (de 90.000 habitantes aproximadamente) las tres a no más de 15 km de Cinco Saltos, las cuales se han transformado indudablemente en los nodos directrices del área metropolitana del alto valle.
El surgimiento de Cinco Saltos está ligado al avance del Estado (“Campaña del desierto”), a las obras de riego y al capital británico (ferrocarril). Desde entonces creció apuntalada en la actividad agrícola para luego incorporarse la industrial y distintas actividades extractivas. La Primera de ellas le otorgó una marcada homogeneidad al paisaje, con un uso continuo del suelo, favorecido por las condiciones edáficas y la estructura agraria (Anguita, 1989). Los primeros colonos, fueron en su mayoría españoles, italianos e ingleses, a los que luego se fueron sumando distintas corrientes inmigratorias incluso hasta la actualidad. Según el último censo nacional contaba en el 2001 con 19.819 habitantes, con un porcentaje de NBI para ese momento del 17,08%.
La superficie total del ejido municipal (según los limites solicitados por Cinco Saltos) es de 68.800 Ha. Este se puede dividir en tres zonas que presentan características disímiles: la zona de mesta (la de mayor superficie), la zona del Lago Pellegrini y el perilago y la zona de valle (la menor, de unas 3.200 Ha). En esta última porción del ejido se encuentran la planta urbana y las tierras irrigadas bajo cultivo. Cabe aclarar aquí que el radio o ejido hasta donde se extiende el territorio o jurisdicción municipal, en el que ejerce su competencia el gobierno local, abarca no sólo lo urbano sino también lo rural y el medio natural; alcanzando así una vasta superficie (en la provincia de Río Negro la competencia territorial tiene un sistema “especial”, que partiendo del sistema de ejido urbano posibilita que la legislatura extienda la competencia dentro del departamento o hasta otro ejido colindante (Art. Prov. 227)). Las características de esta tercer zona del ejido, un estrecho oasis de riego en una región semiárida, hacen peculiar al caso. La localidad se encuentra rodeada por tierras bajo riego excepto en la dirección Noreste que limita con un canal principal de riego (62 m3/s) y más atrás con una elevada terraza fluvial (70 m). Estas tierras de valle, aprovechables por el riego gravitacional, son largas pero estrechas y tienen como límites los ejidos de otros municipios colindantes (Cte. Cordero al Norte y el de Cipolletti al Sur) y el río Neuquén (280 m3/s) hacia el SO. Sin el río, diques, canales y acequias sería imposible la agricultura en una región tan escasa de lluvia (menos de 200 mm anuales) que exige riego artificial, el cual, dadas las excepcionales condiciones del suelo y clima, permite obtener rendimientos extraordinarios en fruta de pepita, de carozo, en vid y hortalizas. Al respecto, debemos recordar que Argentina es el país de América Latina con mayor superficie árida, semiárida y sub-húmeda seca, abarcando el 75% del Territorio Nacional, el cual no llega a poseer el 0,5% de su superficie irrigada.
Las actividades económicas principales de la economía saltense son la fruticultura (e industrias derivadas), la actividad minera, hasta no hace mucho la industria química y agregándose recientemente la actividad hidrocarburifera. Dichas actividades determinan un perfil económico heterogéneo de la ciudad, agroindustrial – extractivo, que ha enfrentado distintas situaciones coyunturales y estructurales en las últimas décadas. Algunas de estas actividades básicas del ejido son más dinámicas que otras y son las que, siguiendo la Teoría de la Base Económica, generan ingresos genuinos mediante las exportaciones, multiplicando (o contrayendo) la actividad y el empleo no básico, es decir, del sector servicios, que es similar en casi todas las ciudades y solamente puede “recircular” aquellos ingresos genuinos.
Una parte importante cada vez mayor de la PEA local tiene en Neuquén su lugar de trabajo (numerosos residentes saltenses empleados en el sector público neuquino, el comercio, las finanzas, su industria y en diversos servicios, se desplazan cotidianamente en forma individual o en transporte público hacia la misma, como los de otras localidades del área), tendiendo paulatinamente la localidad a convertirse en un área suburbana residencial del conglomerado Cipolletti-Neuquén. En 1984 un 20% de la PEA saltense trabajaba fuera de la localidad, porcentaje que indudablemente se ha incrementado en vista de que la crisis del sector agroindustrial todavía no llegaba a su máximo por entones y el cierre de INDUPA, materializado a inicios de los noventa, aún no se preveía.
Estos cambios económicos-productivos (y otros) también fueron repercutiendo en la estructura urbano-ambiental de Cinco Saltos: el crecimiento espacial de la ciudad que se viene produciendo, se ha realizado extensiva y discontinuamente sobre las tierras productivas circundantes a la planta urbana consolidada, dado que la crisis de los pequeños y medianos productores del sector frutícola ha actuado como condición de posibilidad para que pongan en venta sus parcelas productivas (aledañas o no a la planta urbana) y sean subdivididas y vendidas ya como suelo urbano, generando dicho proceso entre otros efectos: consumo de tierra agrícola bajo riego, fragmentación de la tierra agro-productiva, favorecimiento de su abandono y cambio irreversible de su cobertura y uso tradicional. Asimismo esto también ha degradado aspectos paisajísticos e históricos contribuyendo a la pérdida de características de identidad (desestima de actividades y paisajes constitutivos de la identidad regional). Por otro lado el crecimiento extensivo, discontinuo y de baja densidad de la planta urbana seguramente (de acuerdo a la bibliografía especializada) ha provocado un incremento en los costos de provisión de servicios, infraestructura y equipamiento de la localidad.
Pero paradójicamente este proceso “en la dimensión urbano-ambiental” tiene su impacto en la dimensión económica-productiva: sub-utilización de tierras aptas para cultivo dotadas de infraestructura rural costosa, haciendo uso indiscriminado e irracional de los recursos del ejido; la disminución de la superficie irrigada (sub-utilización de la capacidad instalada para riego y drenaje, desestimando las obras existentes); el deterioro de la actividad principal de la base económica generadora de ingresos, por el momento suplidos por los que genera la renta petrolera (y su encadenamiento) con proyección de mediano plazo; y el incentivo a la salida de pequeños y medianos productores del circuito productivo (pérdida del capital humano y cultural). El daño en la economía local presenta esta ecuación: el suelo agrícola consumido equivale a reducción de la producción actual, contribuye a la disminución de fuentes de trabajo agrícola y a la merma de los ingresos del sector, importantes en la economía local. Si ello persiste en el tiempo implicará la pérdida de posibilidades de producción (Futura) y al fin, de oportunidades para un desarrollo económico sostenible.
Así siguiendo a Antonio M. Hernández, si el gobierno local pretende ser promotor del desarrollo económico debe reparar en que la ciudad tiene una estructura física, otra económica y otra político-administrativa que no se las puede concebir desvinculadas entre sí, ni con la región circundante. No considerar esto en forma simultánea, puede acarrear serios problemas en el presente y en el futuro.
Ahora bien, es innegable que las ciudades sufren transformaciones en su estructura económica y su capacidad de “motorizar” procesos de crecimiento y desarrollo económico se ve afectada en ocasiones por situaciones coyunturales o estructurales del contexto. Pero, la localidad no debiera dejarse arrastrar por las circunstancias, aceptando el declive de una actividad básica otrora motora de lo que hoy es y tiene la localidad, en definitiva resignar no solo una actividad si no un recurso productivo disponible para fundar cualquier actividad básica sostenible, sin perder “soberanía económica”. Al respecto la Carta Orgánica señala entre los deberes y competencias municipales la protección de los recursos tierra y agua que son patrimonio común del municipio, la explotación racional de los recursos, así como el “promover y favorecer la creación de fuentes de trabajo y la preservación de las existentes”.


En síntesis podemos observar el cambio de perfil al que parece tender la localidad: respecto a su base económica, a sus ingresos que movilizan la actividad interna (paulatinamente supeditados a la renta petrolera) y a su rol en el sistema de ciudades en el que está inserta.
Entonces podemos esbozar como riesgos del des-involucramiento del municipio respecto a la promoción del desarrollo en Cinco Saltos, los siguientes puntos: deterioro de una de las principales actividades básicas de la economía local (su capital humano y su recurso productivo), supeditación de la economía local a la economía regional, apoyada cada vez más en recursos naturales no renovables como los hidrocarburos que alientan una actividad de tipo enclave – extractiva; desestima de la identidad (productiva-territorial) local y regional; y en síntesis alteración a mediano plazo de la base de recursos naturales del ejido, disminuyendo no solo la dotación de su principal recurso disponible, la tierra bajo riego, si no implicando a la vez la pérdida oportunidades para un desarrollo económico local sostenible.
Parte de estos riesgos podrían ser minimizados con una intervención decidida del municipio en su propio desarrollo económico local (primeramente redefiniendo su vocación o perfil de desarrollo, y luego creando servicios de apoyo locales a la producción, estrategias de sustento y estímulo para los productores, encadenamientos productivos, planes integrales y no proyectos aislados y en definitiva creando un “entorno competitivo”) sin dejar de intervenir en cuestiones de mayor urgencia como lo es la vivienda (social) y la disponibilidad de espacio residencial en la localidad, cuestiones relativas a la esfera urbano-ambiental; intentando concomitantemente soluciones alternativas para esta “dicotomía” que pareciera presentarse: crecimiento espacial de la ciudad vs. producción.

III. Conclusión


No obstante esta advertencia del firme rol de orientador del desarrollo (sobre todo en lo económico) que debiera asumir el municipio en dicho caso, son los ciudadanos cincosaltenses a través de sus representantes quienes deben decidir qué perfil de ciudad desean promover: si una ciudad residencial económicamente “pasiva” supeditada en términos de empleo y actividad económica a centros urbanos mayores y a actividades productivas extra-locales basadas en recursos naturales no renovables; o si eligen adoptar una postura mas activa fortaleciendo la vocación que hasta hace unos años poseía la localidad, de manera de procurar ingresos genuinos a mediano y largo plazo o bien si pretenden algún otro modelo de desarrollo deseable. Sea cual fuere la decisión será el municipio el protagonista principal que deba recoger y concertar lo pretendido por los actores del territorio local, a través de planes estratégicos y encabezando otras políticas multinivel, en vista de no dejar la localidad “librada al azar” y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Bibliografía:

  • Altschuler Bárbara “Municipios y desarrollo local. Un balance necesario” en “Desarrollo Local, Una revisión crítica del debate” Rofman Adriana y Villar Alejandro Comp. Espacio Edit. Bs. As. 2006.
  • Anguita, Julio. “Carta de oferta ambiental para la expansión urbana de Cinco Saltos”. Departamento de Geografía. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Comahue. 1989.
  • Forquera, Emilio Carlos “¿Urbanización sobre suelos productivos?: El caso de la localidad de Cinco Saltos” Trabajo Final de Grado inédito. Licenciatura en Desarrollo Local – Regional. IAPCS. UNVM. Cba. 2008.
  • Hernandez M.A. “Integración y Globalización: rol de las regiones, provincias y municipios”. Bs.As. Depalma: 2000.
  • htpps://www.indec.gob.ar


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